Puede olvidarse un beso. Su protesta es anular un espacio del alma, la composición de pensamientos y voluntad que en un momento y lugar lo propiciaron. No cabe la sustitución porque la vida no se sustituye. La vida se mata. Y matar un beso es un crimen que aborrezco. Y me duele tanto como víctima como por la bajeza del verdugo. Jamás había sentido algo tan deprimente.
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